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Regreso a Roma: visita al Niño Jesús

Se levanta

La alarma suena a las 7. Salto sobre la cama. Todos siguen durmiendo.

Faccio un giro per casa, perdo tempo qualche minuto, poi piano piano alzo la tapparella nella nostra camera da letto, dove dormiamo insieme io e Eugenio nel lettone.

Él responde con la más mínima insinuación, de hecho todavía está dormido, pero tengo que despertarlo, de lo contrario llegaremos tarde a nuestro horario de viaje.

Mentre io sono sotto la doccia, Eugenio, aiutato da Giuseppina, compie le sue operazioni mattutine in bagno.

Desayuno

Desayuno pequeño, sólo un par de galletas. Para empezar, tomo leche blanca, galletas y café.

A las 8.10 ya estamos en el coche listos para partir. Los ojos de Giuseppina brillan, como deberían ser. Vernos partir no es lindo, ni siquiera que nos vayamos, ya que siempre hemos ido juntos. Pero no había ningún Covid19 en circulación.

Hago nafta, tanque lleno. Ahora no falta nada.

Comienzo

Imbocchiamo l’autostrada a Caianello. Molte pattuglie, traffico auto pari a zero, camion tantissimi. I camionisti: quando gli altri dormono, quando gli altri sono in vacanza, quando gli altri sono al mare o in montagna, quando gli altri sono in lockdown, loro lavorano, sempre per strada.

Roma

A las 10.20 estamos en Roma.

Eugenio adora scattare fotografie: la stessa passione del suo papà!

Control

Nos paran en un control: muy amables y comprensivos, apenas unos minutos para los controles de rutina, nos dejan pasar con todos los honores, en cuanto oyen que tenemos que ir alHospital Niño Jesús.

Estamos buscando aparcamiento en el paseo del Janículo, nada, no hay aparcamiento ni pagando 1k euros.

Directamente al aparcamiento Gianicolo, caro (en el verdadero sentido de la palabra) y casi siempre gratuito. Encuentro un lugar casi en la entrada.

Hospital de Niños Bambino Gesú

Saliamo verso l’ospedale pediatrico Bambino Gesù.

La Madonna ci aspetta come sempre, e come sempre ci accoglie col suo sorriso di mamma. Noi ricambiamo.

A la entrada del pabellón de S. Onofrio se encuentra la carpa de triaje de protección civil.

Visita al Bambino Gesù
Entrada de Eugenio OPBG

Subimos al tercer piso, departamento de oncohematología del hospital de día.

Un matadero: una avalancha de niños, desde 2 años hasta 24 años.

Una multitud inmensa, algunos ya conectados a las máquinas de quimioterapia, otros esperando jadeantes una entrevista.

Cogemos el número F37, al cabo de 1,5 horas aproximadamente nos llaman para recogerlo en la habitación K25. Sin dolor.

Eugenio in attesa OPBG
Eugene esperando OPBG

Ahora esperamos la entrevista. Son las 13.40

L’attesa è stata lunga, lunghissima, snervante. Un via vai di bambini strillanti, presi dalla noia dell’attesa. Tanti adolescenti, attaccati a cateteri endovenoso stillanti una goccia alla volta di liquido chemioterapico.

Qué dolor verlos.

Entre un móvil, un snack, un sorbo de Coca-Cola, con el calor haciéndose insoportable en las salas de espera, llegamos a las 16.30 horas.

Stufati fino all’osso, entriamo in reparto, e contatto la caposala; gentilmente, com’è solita fare, chiama per telefono la Cacchione, che, non trovando altre scuse plausibili, ammette di essersi dimenticata di noi. Sigh!

Ci riceve immediatamente: non sapeva dove mettere la faccia, e si profonde in 1000 scuse. Ok, andiamo avanti arriviamo al sodo.

Desarrollamos la entrevista a la Dra. Milena Paiano, quien nos dedica más de media hora con sumo cariño, dedicación y dulzura. Visita a Eugenio por todas partes, queda satisfecho con los excelentes análisis, instando una vez más al guerrero a beber mucha, mucha agua, para normalizar el valor de la creatinina.

Corro a recoger las medicinas a la farmacia del hospital, una bonita bolsa llena, y vuelvo a buscar a Eugenio que me esperaba con los médicos.

Repetirá el Temodal a principios del próximo mes, luego a mediados de mayo volverá a hacer una resonancia de control. Las palabras me consuelan: "...y así cada 3 ciclos de terapia"

La esperanza se extiende.

Ci congediamo in fretta, abbiamo una voglia viscerale di tornare a casa.

Prendiamo l’auto al parcheggio Gianicolo, e impostiamo il navigatore su casa. Ci dice che dovremmo arrivare per le 20, in circa 2 ore

¡Qué tal la tarde del viernes, y por la cantidad de coches y personas que nos cruzamos podemos decir que Roma está desierta!

A las 20.00 horas estamos en casa. Nos recibe una Giuseppina con una sonrisa de 99 dientes y una Francesca rebosante de alegría más que un fuego artificial.

A la hora de devorar los excelentes espaguetis con gambas de la chef Pepina, sólo lo perdemos eligiendo una película, de la que sólo podemos ver los créditos iniciales. El sueño nos abruma.

buenas noches

A las 21.50 nos vamos a dormir.

Buonanotte amici.


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