Dal Vangelo secondo Luca Lc 21,20-28

Jueves de la XXXIV semana de ferias del Tiempo Ordinario

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Primera Lectura

Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado las fauces de los leones.

Del libro del profeta Daniel
Dn 6,12-28
 
En aquellos días, algunos hombres acudieron y encontraron a Daniel orando y suplicando a su Dios. Enseguida se dirigieron al rey y le hablaron acerca de su decreto: «¿No has aprobado un decreto que dice que cualquiera que, durante el plazo de treinta días, dirija súplicas a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones?». El rey respondió: «Sí. El decreto es irrevocable, como son irrevocables las leyes de los medos y los persas». «Pues bien —replicaron al rey—, Daniel, ese deportado de Judea, no tiene ningún respeto ni por ti, oh rey, ni por tu decreto: tres veces al día hace sus oraciones».
El rey, al oír estas palabras, se afligió mucho y se propuso salvar a Daniel y hasta el atardecer hizo todo lo posible por liberarlo. Pero aquellos hombres se reunieron de nuevo junto al rey y le dijeron: «Sabe, oh rey, que para los medos y los persas es ley que ningún decreto promulgado por el rey puede ser cambiado».
Entonces el rey ordenó que trajeran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey, dirigiéndose a Daniel, le dijo: «¡Que tu Dios, a quien sirves con perseverancia, te salve!». Luego se trajo una piedra y se colocó sobre la boca del foso: el rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, para que nada se cambiara en cuanto a Daniel. Luego el rey regresó a su palacio, pasó la noche en ayunas, no se le introdujo ninguna concubina y hasta el sueño lo abandonó.
A la mañana siguiente, el rey se levantó de madrugada y al amanecer fue aprisa al foso de los leones. Cuando estuvo cerca, el rey llamó a Daniel con voz triste: «Daniel, siervo del Dios viviente, ¿ha podido salvarte de los leones tu Dios, a quien sirves con perseverancia?». Daniel respondió: «¡Oh rey, vive para siempre! Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado las fauces de los leones y no me han hecho ningún daño, porque he sido hallado inocente ante él; y tampoco he cometido mal alguno contra ti, oh rey».
El rey se llenó de alegría y ordenó que sacaran a Daniel del foso. Apenas salió, no se encontró en él lesión alguna, ya que había confiado en su Dios. Luego, por orden del rey, hicieron venir a aquellos hombres que habían acusado a Daniel y fueron arrojados al foso de los leones junto con sus hijos y sus mujeres. Aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se abalanzaron sobre ellos y les trituraron todos los huesos.
Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas, que habitan toda la tierra: «Que vuestra paz abunde. Por mi orden se promulga este decreto: En todo el imperio sujeto a mí se tiemble y se tema ante el Dios de Daniel,
porque él es el Dios viviente,
que permanece eternamente;
su reino nunca será destruido
y su poder nunca tendrá fin.
Él salva y libera,
hace prodigios y milagros en el cielo y en la tierra:
él ha liberado a Daniel de las fauces de los leones».

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial

Dn 3,68-74

R. A él la alabanza y la gloria por los siglos.

Bendecid, rocío y escarcha, al Señor.
Bendecid, hielo y frío, al Señor. R.
 
Bendecid, hielos y nieves, al Señor.
Bendecid, noches y días, al Señor. R.
 
Bendecid, luz y tinieblas, al Señor.
Bendecid, relámpagos y nubes, al Señor. R.
 
Bendiga la tierra al Señor,
que lo alabe y lo exalte por los siglos. R.

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Aclamación al Evangelio

Aleluya, aleluya.

Reanimaos y levantad la cabeza,
porque vuestra liberación está cerca. (Lc 21,28)

Aleluya.

El Evangelio del día 27 de noviembre de 2025

Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles.

Del Evangelio según Lucas
Lc 21,20-28
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; los que estén en medio de la ciudad, que salgan de ella; y los que estén en el campo, no vuelvan a la ciudad; porque serán días de venganza, para que se cumpla todo lo que está escrito. ¡Ay de las mujeres que estén encinta y de las que amamanten en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en el país e ira contra este pueblo. Caerán a filo de espada y serán llevados prisioneros a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol, la luna y las estrellas, y en la tierra, angustia de las gentes, en ansiedad por el estruendo del mar y de las olas. Los hombres morirán de miedo y por la expectativa de lo que vendrá sobre la tierra, pues las potencias de los cielos serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, reanimaos y levantad la cabeza, porque vuestra liberación está cerca».

Palabra del Señor.

primo piano Eugenio
Eugenio Ruberto
El Evangelio del día 27 de noviembre de 2025
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San Gregorio Magno (ca 540-604)

papa, doctor de la Iglesia

Homilías sobre el Evangelio, n°1,3 (trad. cb© evangelizo)

«Reanimaos y levantad la cabeza, porque vuestra liberación está cerca»

« Las potencias de los cielos en efecto serán sacudidas ». ¿A quién llama el Señor potencias de los cielos, sino a los ángeles, los arcángeles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados y las Potestades? (Col 1,16) Aparecerán de modo visible en la venida del Juez… « Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y gloria ». Es como decir claramente: « Verán en el poder y la majestad a aquel a quien no quisieron escuchar cuando se presentaba en la humildad ». (…) Esto se dice para los réprobos. En cambio, las siguientes palabras están dirigidas a los elegidos para consolarlos: « Cuando empiecen a suceder estas cosas, reanimaos y levantad la cabeza, porque vuestra liberación está cerca ». Es como si la Verdad advirtiera claramente a los elegidos diciendo: « Cuando las desgracias del mundo se multipliquen (…), alegraos en vuestros corazones. Mientras termina ese mundo del que no sois amigos, se acerca la redención que deseáis ». Aquellos que aman a Dios son invitados a alegrarse al ver acercarse el fin del mundo, porque pronto encontrarán el mundo que aman, cuando haya pasado aquel al que no se han apegado. El fiel que desea ver a Dios debe guardarse bien de llorar por las desgracias que afligen al mundo, pues sabe que estas traen su fin. De hecho, está escrito: « Quien quiera ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios » (St 4,4). Por lo tanto, quien no se alegra de ver acercarse el fin de este mundo, demuestra ser amigo de él y con ello prueba ser enemigo de Dios. Que no sea así el corazón de los fieles, de aquellos que creen que existe otra vida y que, con sus actos, prueban que la aman. (…) En efecto, ¿qué es esta vida mortal sino un camino? Ahora, ¡qué locura, hermanos míos, agotarse en este camino, a pesar de no querer llegar a su fin! (…) Así, hermanos míos, no améis las cosas de este mundo que, como vemos por lo que sucede a nuestro alrededor, no podrá subsistir por mucho tiempo.

LAS PALABRAS DE LOS PAPAS

El Evangelio de la liturgia de hoy (…) nos habla de conmociones cósmicas y de ansiedad y miedo en la humanidad. En este contexto, Jesús dirige a sus discípulos una palabra de esperanza: « Reanimaos y levantad la cabeza, porque vuestra liberación está cerca ». (…) En efecto, muchos contemporáneos de Jesús, ante los eventos catastróficos que ven suceder a su alrededor – persecuciones, conflictos, calamidades naturales –, son presos de la angustia y piensan que está por llegar el fin del mundo. Tienen el corazón apesadumbrado por el miedo. Jesús, sin embargo, quiere liberarlos de las angustias presentes y de las falsas convicciones, indicando cómo estar despiertos en el corazón, cómo leer los eventos a partir del proyecto de Dios, que obra la salvación incluso dentro de los acontecimientos más dramáticos de la historia. Por esto les sugiere dirigir la mirada hacia el Cielo para comprender las cosas de la tierra. (…) Puede suceder, en efecto, que las ansiedades, los miedos y las preocupaciones por nuestra vida personal o por lo que sucede incluso hoy en el mundo, pesen como piedras sobre nosotros y nos arrojen al desánimo. Si las preocupaciones apesadumbran el corazón y nos inducen a encerrarnos en nosotros mismos, Jesús, por el contrario, nos invita a levantar la cabeza, a confiar en su amor que quiere salvarnos y que se acerca en cada situación de nuestra existencia, nos pide que le hagamos espacio para redescubrir la esperanza. (Papa FranciscoÁngelus, 1 de diciembre de 2024)

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