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Lea la historia de la Dedicación de la Basílica de Letrán
Resumen
Fino dall’antichità più remota si solevano consacrare a Dio con particolare solennità i luoghi destinati al culto divino. È un fatto questo che si verifica nella storia di tutti i popoli, ma specialmente in quella del popolo d’Israele.
En realidad todos saben cuál era la magnificencia y riqueza del templo de Jerusalén, y con qué pompa el rey Salomón lo hizo consagrar a Dios. Incluso la Iglesia de Cristo ha tenido lugares dedicados al culto desde su tiempo; en la época de la predicación apostólica no eran más que simples habitaciones, pero luego se construyeron verdaderas iglesias.
Quando l’imperatore Costantino il Grande, dopo la vittoria riportata su Massenzio, diede piena libertà ai seguaci del Vangelo (313), questi non risparmiarono fatiche e spese per edificare al Signore templi sontuosi, e numerose furono le chiese che vennero fabbricate in quei tempi.
El propio emperador dio ejemplo al hacer construir una magnífica basílica en el monte Celio de Roma, en el lugar del antiguo Palacio de Letrán, que dedicó a las SS. Salvador. Una capilla dedicada a San Juan Bautista che serviva di battistero, donde il nome di S. Giovanni in Laterano dato dai Cristiani a quella chiesa.
El Pontífice S. Silvestro lo consagró solemnemente el 9 de noviembre y estableció que las ceremonias que seguía en aquella ocasión eran aquellas con las que posteriormente los católicos debían consagrar sus templos.
La basilica del SS. Salvatore, sia per la sua magnificenza, sia per essere stata in antico la residenza dei Sommi Pontefici, fu sempre considerata dai cristiani come la principale, la madre di tutte le chiese del mondo, e perciò, sola fra tutte, viene anche designata con il titolo di arcibasilica.
Desde tiempos de San León Magno oficiaba una colegiata de canónigos regulares: hoy los canónigos regulares fueron sustituidos por canónigos seculares con el título de prelados.
La basílica de las SS. Salvatore, destruido varias veces a lo largo de los siglos, fue siempre reconstruido, y su última reconstrucción tuvo lugar bajo el pontificado de Benedicto XIII, quien lo reconsagró en el año 1724. Fue en esta ocasión cuando se estableció y amplió hasta el toda la cristiandad la festividad que celebramos hoy.
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