casa sulla roccia

Jueves de la I semana de Adviento

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Primera Lectura

Que entre una nación justa que se mantiene fiel.

Del libro del profeta Isaías
Is 26,1-6

Aquel día se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte;
muros y baluartes él ha puesto para salvarla.
Abran las puertas:
que entre una nación justa,
que se mantiene fiel.
Su voluntad es firme;
tú le asegurarás la paz,
paz, porque en ti confía.
Confíen siempre en el Señor,
porque el Señor es una roca eterna,
porque él ha humillado
a los que habitaban en lo alto,
ha derribado la ciudad excelsa,
la ha derribado hasta el suelo,
la ha arrasado.
Los pies la pisotean:
son los pies de los oprimidos,
los pasos de los pobres».

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial

Del Sal 117 (118)

R. Bendito el que viene en nombre del Señor.

Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor.
Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en el hombre.
Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en los poderosos. R.

Ábranme las puertas de la justicia:
entraré por ellas para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
por ella entran los justos.
Te doy gracias, porque me has respondido,
porque has sido mi salvación. R.

Te rogamos, Señor: ¡danos la salvación!
Te rogamos, Señor: ¡danos la victoria!
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Los bendecimos desde la casa del Señor.
El Señor es Dios, él nos ilumina. R.

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Aclamación al Evangelio

Aleluya, aleluya.

Busquen al Señor, mientras se deja encontrar,
invóquenlo, mientras está cerca. (Is 55,6)

Aleluya.

El Evangelio del día 4 de diciembre de 2025

El que hace la voluntad de mi Padre, entrará en el reino de los cielos.

Del Evangelio según San Mateo
Mt 7,21.24-27

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Así, todo el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se abatieron sobre aquella casa, pero esta no se derrumbó, porque estaba fundada sobre roca.
Y todo el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se abatieron sobre aquella casa, esta se derrumbó y su ruina fue grande».

Palabra del Señor.

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Santa Gertrudis de Helfta (1256-1301)

monja benedictina

El Heraldo del Amor Divino, Libro V, SC 331 (Diario espiritual, trad. adv@evangelizo.org)

Entrar en el Reino haciendo la voluntad del Padre

Un día, mientras Gertrudis rezaba [por la salud de su Madre] con el deseo de saber en qué situación se encontraba, el Señor le respondió: “Con incomparable alegría he esperado este día para llevar a la soledad a aquella que he elegido para Mí, con el fin de hablarle al corazón (cf. Os 2,16). No me he visto decepcionado en mi espera (cf. Sal 77,30): ella responde siempre según mi perfecto agrado y me obedece en todo para mi más dulce gozo.” Lo que significa: la enfermedad es esa soledad en la que el Señor habla al corazón y no al oído de su amada. (…) Las palabras que el Señor dirige a su elegida reflejan las pruebas y las ansias del corazón: la enferma piensa que es inútil, que pierde el tiempo sin obtener resultados, que otros trabajan por ella y todo en vano, ya que quizás nunca obtenga el bien de la salud. A todo esto ella responde de manera conforme al beneplácito de Dios, conservando la paciencia en su corazón, deseando que la voluntad de Dios se cumpla perfectamente en ella. (…) Y el Señor añadió: “Mi elegida se somete a Mí con mi sumo gozo, cuando no intenta sustraerse a las molestias de la enfermedad. (…) Ahora bien, cuanto más hago pesar sobre ella la enfermedad y la fatiga, más dócil me es aceptando con paciencia y discreción, para el placer de mi dulcísimo Corazón, el alivio y el cuidado necesarios para su cuerpo. Y esta es una perla más en su corona, porque a veces no lo hace sin esfuerzo. No obstante, que retome el valor, recordando que gracias a mi benevolencia y ternura “todo coopera para el bien de quienes aman” (cf. Rm 8,28).

LAS PALABRAS DE LOS PAPAS

Jesús es la Palabra viva de Dios. Cuando enseñaba, la gente reconocía en sus palabras la misma autoridad divina, sentía la cercanía del Señor, su amor misericordioso, y daba gloria a Dios. En cada época y en cada lugar, quien tiene la gracia de conocer a Jesús, especialmente a través de la lectura del santo Evangelio, queda fascinado, reconociendo que en su predicación, en sus gestos, en su Persona Él nos revela el verdadero rostro de Dios, y al mismo tiempo nos revela a nosotros mismos, nos hace sentir la alegría de ser hijos del Padre que está en los cielos, indicándonos la base sólida sobre la cual edificar nuestra vida. Pero a menudo el hombre no construye su actuar, su existencia, sobre esta identidad, y prefiere las arenas de las ideologías, del poder, del éxito y del dinero, pensando encontrar allí estabilidad y la respuesta a la irrefrenable pregunta de felicidad y plenitud que lleva en su propia alma. Y nosotros, ¿sobre qué queremos construir nuestra vida? ¿Quién puede responder verdaderamente a la inquietud de nuestro corazón? ¡Cristo es la roca de nuestra vida! Él es la Palabra eterna y definitiva que no hace temer toda clase de adversidades, toda dificultad, toda incomodidad (cfr Verbum Domini, 10). (Papa Benedicto XVI – Ángelus, 6 de marzo de 2011)

primo piano Eugenio
Eugenio Ruberto
El Evangelio del día 4 de diciembre de 2025
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