Annunciazione del Signore

El Evangelio del día 20 de diciembre de 2025

Ferias de Adviento del 17 al 24: 20 de diciembre

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Primera Lectura

He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo.

Del libro del profeta Isaías
Is 7,10-14
 
En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide para ti una señal del Señor, tu Dios, en lo profundo de los abismos o en lo alto del cielo».
Pero Acaz respondió: «No la pediré, no quiero tentar al Señor».
Entonces Isaías dijo: «¡Escuchad, casa de David! ¿No os basta cansar a los hombres, que queréis cansar también a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo os dará una señal. He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamará Emmanuel».

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial

Del Salmo 23 (24)

R. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes;
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.
 
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en su recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.
 
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de su salvación.
Esta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.

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Aclamación al Evangelio

Aleluya, aleluya.

Oh Llave de David, que abres las puertas del Reino de los cielos:
ven y libra al hombre cautivo que yace en las tinieblas.

Aleluya.

El Evangelio del día 20 de diciembre de 2025

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.

Del Evangelio según san Lucas
Lc 1,26-38
 
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
 Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor.

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San Epifanio de Salamina (? – 403)

obispo

Homilía n°5; PG 43, 491.494.502 (trad. adv@evangelizo)

“Te saludo, llena de gracia”

¿Cómo podré hablar? ¿Qué alabanza podría rendir a la gloriosa y santa Virgen? Supera a todos los seres, excepto a Dios; por naturaleza, es más hermosa que los querubines, los serafines y toda la hueste de los ángeles. El lenguaje del cielo, ni el de la tierra, ni siquiera el de los ángeles bastarían para alabarla. ¡Virgen bendita, paloma pura, esposa celestial…, templo y trono de la divinidad! Cristo, sol esplendente en el cielo y en la tierra, es tuyo. Tú eres la nube luminosa que ha hecho descender a Cristo, él, el rayo centelleante que ilumina al mundo. ¡Alégrate, llena de gracia, puerta del cielo! El autor del Cantar de los Cantares habla de ti cuando exclama: “Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía, fuente cerrada, manantial sellado” (4,12)… Santa Madre de Dios, oveja inmaculada, has dado a luz al Cordero, Cristo, el Verbo encarnado en ti… ¡Qué maravilla asombrosa en los cielos: una mujer vestida de sol (Ap 12,1), que lleva en sus brazos la luz!… Qué maravilla asombrosa en los cielos: el Señor de los ángeles, que se ha hecho hijo de la Virgen. Los ángeles acusaban a Eva; ahora llenan de gloria a María, porque ha levantado a Eva de su caída y ha llevado al cielo a Adán, expulsado del Paraíso… Inmensa es la gracia dada a esta Virgen santa. Por eso Gabriel comienza saludándola: «Alégrate, llena de gracia», espléndida como el cielo. «Alégrate, llena de gracia», Virgen adornada de innumerables virtudes… «Alégrate, llena de gracia», tú que sacias a los sedientos con la dulzura del manantial eterno. Alégrate, santa Madre inmaculada; has engendrado al Cristo que te precede. Alégrate, púrpura real; has revestido al rey del cielo y de la tierra. Alégrate, libro sellado; has dado al mundo la lectura del Verbo, el Hijo del Padre.

LAS PALABRAS DE LOS PAPAS

Hoy (…) el Evangelio nos narra uno de los momentos más importantes, más bellos, en la historia de la humanidad: la Anunciación (cf. Lc 1,26-38), cuando el “sí” de María al Arcángel Gabriel permitió la Encarnación del Hijo de Dios, Jesús. Es una escena que suscita la mayor maravilla y conmoción porque Dios, el Altísimo, el Omnipotente, por medio del Ángel dialoga; dialoga con una joven de Nazaret, pidiéndole su colaboración para su proyecto de salvación. Si hoy encontráis un poco de tiempo, buscad en el Evangelio de san Lucas y leed esta escena, os aseguro que os hará bien; muy bien. Como en la escena de la creación de Adán pintada por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, donde el dedo del Padre celestial roza el del hombre; así aquí, lo humano y lo divino se encuentran, al inicio de nuestra Redención, se encuentran; se encuentran con una delicadeza maravillosa, en el instante bendito en que la Virgen María pronuncia su “sí”. Ella es una mujer de un pequeño pueblo periférico y es llamada para siempre al centro de la historia: de su respuesta dependen las suertes de la humanidad, que puede volver a sonreír, que puede volver a esperar, porque su destino ha sido puesto en buenas manos. Será Ella quien lleve al Salvador, concebido por el Espíritu Santo. (Papa FranciscoÁngelus, 8 de diciembre de 2024)

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