Lea la Súplica a Nuestra Señora de Pompeya
recitado en Santuario de Pompeya y en otras iglesias el 8 de mayo y el primer domingo de octubre
Oh augusta Reina de las Victorias, oh Soberana del cielo y de la tierra, en cuyo nombre se regocijan los cielos y tiemblan los abismos, oh Gloriosa Reina de losrosario, nosotros los devotos hijos tuyo, reunidos en tu templo en Pompeya (en este día solemne), derramamos los afectos de nuestro corazón y con confianza hijos te expresamos nuestras miserias.
Desde el trono de la clemencia, donde estás sentada Regina, vuélvete, oh María, tu mirada compasiva sobre nosotros, sobre nuestras familias, sobre Italia, sobre Europa, sobre el mundo. Ten piedad de los problemas y tribulaciones que amargan nuestras vidas. Mira, oh Madre, cuántos peligros en el alma y en el cuerpo, cuántas calamidades y aflicciones nos acosan.
Oh Madre, suplica misericordia para nosotros de la tuya Hijo divino y conquistar los corazones de los pecadores con clemencia. Ellos son nuestros hermanos y hijos tuyo que cuesta sangre a dulce Jesús y entristecen vuestro Corazón sensibilísimo. Muéstrate a todos quién eres, Reina de la paz y del perdón.
Avemaría
Es cierto que nosotros, primero, aunque tuyo hijos, con los pecados volvemos a crucificar en nuestros corazones Jesús y traspasar tu corazón de nuevo.
Lo confesamos: merecemos los castigos más duros, pero recuerdas que en el Gólgota recogiste con la Sangre divina el testamento del Redentor agonizante, que te declaró Madre nuestra, Madre de los pecadores.
Tú, pues, como Madre nuestra, eres nuestra abogada, nuestra esperanza. Y nosotros, gimiendo, extendemos hacia ti nuestras manos suplicantes, clamando: ¡misericordia!
Oh Madre buena, ten piedad de nosotros, de nuestras almas, de nuestras familias, de nuestros parientes, de nuestros amigos, de nuestros difuntos, especialmente de nuestros enemigos y de tantos que se dicen cristianos, pero ofenden el corazón amoroso de tu Hijo . Misericordia te imploramos hoy por las naciones descarriadas, por toda Europa, por el mundo entero, para que vuelvas arrepentido a tu corazón.
Misericordia para todos, oh Madre de Misericordia.
Avemaría
¡Dignaos, oh María, concedernos! Jesús ha puesto en vuestras manos todos los tesoros de sus gracias y misericordias.
Te sientas, coronada Reina, a la derecha de la tuya Hijo, splendente di gloria immortale su tutti i cori degli angeli. Tu distendi il tuo dominio per quanto sono distesi i cieli, a te la terra e le creature tutte sono soggette.
Eres todopoderoso por gracia, para que puedas ayudarnos. Si no quieres ayudarnos, ¿por qué? hijos desagradecidos e indignos de tu protección, no sabríamos a quién acudir. Tu corazón de Madre no nos deja ver, el tuyo hijos, perdido. El niño que vemos en tus rodillas y la mística corona que apuntamos en las tuyas mano, ci ispirano fiducia che saremo esauditi.
Y confiamos plenamente en ti, nos abandonamos como débiles hijos en los brazos de la más tierna de las madres, y, hoy, esperamos de ti el ansiado agradecimiento.
Avemaría
Te pedimos ahora una última gracia, oh Reina, que no nos puedes negar (en este solemnísimo día). concédenos todo elamar vuestra constante y de modo especial la bendición materna.
No te dejaremos hasta que nos hayas bendecido. Bendice, oh María, en este momento al Sumo Pontífice. Al antiguo esplendor de tu corona, a los triunfos de tu Rosario, por el que eres llamada Reina de las Victorias, añade esto, oh Madre: concede el triunfo a la religión y la paz a la sociedad humana. Bendice a nuestros obispos, sacerdotes y especialmente a todos aquellos que son celosos del honor de tu Santuario. Bendice finalmente a todos los asociados a tu templo en Pompeya ya todos los que cultivan y promueven la devoción al santo Rosario.
Oh Santísimo Rosario de María, dulce cadena que nos une Dios, restricción de amar que nos unes a los ángeles, torre de salvación, en los asaltos del infierno, puerto seguro en el común naufragio, nunca más te dejaremos.
Allí estarás el consuelo en la hora de la agonía, para ti el último beso de la vida que se apaga.
Y el último acento de nuestros labios será tu dulce nombre, o Reina del Rosario de Pompeya, o Madre nuestra querida, o Refugio de los pecadores, o Soberana consoladora de los mestizos.
Bendita seas en todas partes, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo. Amén.
hola reina

Última actualización: 27 de septiembre de 2022 16:57 por Remigio Roberto